En este lienzo, Pietro Longhi (1701 - 1785) muestra a unos curiosos que han acudido a ver el
espectáculo sobre una tribuna de madera, delante de la cual se
encuentra el rinoceronte que come con tranquilidad el forraje. Sin
embargo, ninguno de los espectadores observa al animal. La
elegante dama con el tricornio y la capucha de encaje mira al espectador
del cuadro; su enigmático acompañante enmascarado, al igual que el
lacayo a su derecha, tiene la mirada puesta en el vacío; el hombre de la
pipa de barro, en el borde derecho del cuadro, medita absorto en sus
pensamientos; la mujer de la pañoleta verde mira al otro lado y su
vecina observa inmóvil a través de un antifaz negro. Ni siquiera la niña
muestra interés. Todos están rígidos en su aparente viveza, irreales
tras la máscara o la fisonomía. Parecen como citas de una vida
que ya no tienen en sí, sino que únicamente exhiben. Delante de esta
indiferencia silenciosa, el rinoceronte: pesado, apático, simple,
pintado con una cierta ingenuidad; el cartel lo identifica como "Vero Ritratto di un Rinocerotto",
el verdadero retrato de un animal que, en su exotismo, es lo único
real. Por el contrario, el mundo cotidiano veneciano se ha convertido en
lo realmente extraño, pues no es más que máscara, disfraz, antifaz,
sombras de la realidad, a la que no puede devolver ni siquiera la
sorpresa.
Hace muchos años (no recuerdo en qué libro, hice una pequeña búsqueda ahora, pero infructuosa), leí una de los numerosos comentarios y observaciones que se pueden hacer sobre esta obra de Longhi. Uno de ellos quizá, el más interesante- es que, como era costumbre en la época, a una señora que salía de paseo, como la que está ubicada en la primera fila, al medio, siempre la acompañaba un joven custodio, como el que está, muy discretamente, a su derecha. Ella iba con una máscara y el joven custodio cumplía también, por cierto, otras funciones, muy toleradas y habituales en la Venecia de entonces. Es la única que recuerdo, seguramente porque fue la que me llamó más la atención...Otra observación, que se refiere a un detalle casi obvio, pero que resulta interesante hacer: el señor de la izquierda, trata -sin éxito- con su sombrero, que el peculiar rinoceronte se asuste y entonces se mueva, pero verlo mejor...
ResponderEliminarEl señor de la izquierda no está agitando su sobrero, que lo tiene puesto, sino otra cosa, fue un desliz de mi parte. Pero su propósito, claro, es el mismo.
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ResponderEliminarEstan todos bajo el efecto de opiáceos,por eso poco les importa si es un rinoceronte o un fenec.Por cierto,como dice el personaje ppal. del flm´´ Y la nave va´´ de Fellini:¿sabían que el rinoceronte da un óptimo leche..?
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